«He aquí un hermoso príncipe…»

Tabla de contenidos

«He aquí un hermoso príncipe”, exclamó Luis XII en 1501 en la ciudad de Blois, originando el famoso apelativo referido a Felipe I de Castilla como “el Hermoso”. El 20 de octubre de 1496 ya se había convertido en el esposo de la infanta Juana, hija y heredera de los Reyes Católicos, tras la muerte de sus hermanos Juan e Isabel.

Años más tarde, el 10 de enero de 1506, 40 barcos zarparon de la corte de Bruselas con rumbo al Reino de Castilla por orden de Felipe I quien, impaciente por llegar a este reino con su esposa Juana y sus hijos para poder reclamarlo como rey, se enfrentaría no obstante a un duro invierno durante la trayectoria naval, y la flota (o lo que quedaría de ella) acabaría por arribar a Portland, permaneciendo alrededor de 3 meses en Inglaterra debido a las fuertes tormentas invernales.

Finalmente, en abril de 1506 navegaron hasta La Coruña, donde Felipe y Juana se reunieron con distintos nobles castellanos para conseguir el apoyo de la casi toda la nobleza castellana, justo antes de reunirse en Laredo con Fernando el Católico. Éste acabaría por firmar la Concordia de Villafáfila el 27 de junio de 1506. Posteriormente, en las cortes de Valladolid, al fin se proclamaría rey a Felipe bajo el nombre de Felipe I.

Sin embargo, ese mismo año fallecería en Burgos, durante la madrugada del 25 al 26 de septiembre, después de enfermar por jugar a la pelota en un lugar frío apenas unos días antes, el 16 de septiembre. Contaba con 28 años. Dadas sus malas relaciones con la familia de su esposa y lo rápido de la muerte, corrió el rumor de que su suegro Fernando lo había mandado envenenar. No obstante, a pesar de estas dos conjeturas, lo más probable es que falleciera por la peste, pues ese verano causó gran mortandad en Burgos.

Acuñaciones de Felipe I, "El Hermoso"

Con motivo de aquel viaje en 1506 para asumir la corona, Felipe I mandó a las cecas de Brujas y Amberes la acuñación de una nueva moneda, el real de plata o “real español” y su mitad, destinado a circular en España y a sufragar los gastos del viaje de los ya soberanos de Castilla, León y Granada, tal como se ve en el reverso de la moneda que se presenta.

Su acuñación comenzó en abril de 1505 y terminó en mayo de 1506, labrándose con metrología castellana, la derivada de la Pragmática de 1497, con calidad de 11 dineros y 5 granos, lo que viene a ser una pureza de 934 milésimas (alta calidad de plata, para impresionar a su suegro Fernando) y 71¼ piezas en marco, o sea, 3,45 g. el real. Circularon también en los Países Bajos con un valor de seis gros y medio gros de Flandes. Para el medio real se emplearía la misma calidad y la mitad de peso y valor.

De la pieza de un real, en la ceca de Amberes -siendo Jean van Woestbroeck el ensayador general- se produjeron 203.866 piezas; y en la ceca de Brujas, 209.520 piezas.

Subasta 67 - Colección "Gran Capitán". Lote 293. Juana y Felipe I (1504-1506). 1/2 real castellano. 1505. Brujas. Anv.: PHS IOHANNA DEI GRA RES S REGIA 1505. Rev.: CASTELLE LEGOLS SC ARCHIDVCS SC. Ag. 1,51 g. Leve perforación aprovechando el 0 de la fecha. De la más alta rareza, solamente otro ejemplar conocido. MBC. Precio de Salida: 900€ - Precio de Estimación: 3.000€

 

De este medio real solamente se conocen de la ceca de Brujas, sin saber cuántas piezas se acuñaron. Igualmente, es una moneda netamente castellana a semejanza del medio real de plata de Isabel y Fernando anterior a la Pragmática de 1497, con las iniciales de los soberanos juntas y coronadas. En el reverso se combinan los símbolos de los reinos propios de doña Juana, Castilla, León y Granada con los de don Felipe, Cruz de Borgoña y briquet de pedernal del que pende el Toisón de Oro.

Por último, mencionar que esta es la primera moneda castellana fechada, lo que no volveremos a ver hasta bien entrado el reinado de Felipe II su nieto. Estas piezas y las similares de Carlos y Juana son más castellanas que los reales de Fernando I de Portugal, ya que aun acuñadas en Flandes, lo fueron por reyes proclamados por las Cortes de Castilla.

 

Acuñaciones de Carlos I

Al igual que su padre 11 años antes, Carlos I realizó el 8 de septiembre de 1517 una travesía en barco desde Flessinga hacia Santander para hacerse con el reino de Castilla, pero debido a una fuerte tormenta la flota se desvió hasta Villaviciosa, donde arribaron el 19 de septiembre de 1517. Siguieron su viaje por tierra hasta Tordesillas, allí visitó a su madre doña Juana I de Castilla – la Loca-, que le daría un acta por la que reconocía que su hijo gobernara en su nombre, dando apariencia de legitimidad a la toma del poder por parte de Carlos I. Por fin, el 9 de febrero de 1518 las Cortes de Castilla, reunidas en Valladolid, juraron como rey a Carlos I junto con su madre Juana.

Para los gastos de este viaje Carlos encargó a la ceca de Amberes la acuñación de otra moneda de real de plata o “real español”, su mitad y su cuarto, destinado a circular en España e igualmente sufragar los gastos del viaje para tomar posesión de las coronas de Castilla, León, Granada y Aragón, ya unidas en su persona. Se acuñan por un decreto del 27 de mayo de 1516, labrándose con metrología castellana, la derivada de la Pragmática de 1497, con calidad de 11 dineros y 4 granos (930 milésimas) y 71½ piezas en marco (3,40 g. el real). Circularon también en los Países Bajos con un valor de seis gros y medio de Flandes.

Entre el 29 de junio de 1516 y el 17 de agosto de 1517, en la ceca de Amberes -siendo ensayador el señor Wilhelm Brentinck- se acuñaron aproximadamente unos 175.000 reales, 50.000 medios reales y 25.000 cuartos de real.

Categorías

¿Le gustó el artículo? Compártalo