Lo que el ojo no ve

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Onza macuquina de Lima de 1709

ACUÑACIONES MACUQUINAS

Trabajos y dificultades en la elaboración de un cuño para imprimir

Conocemos, con más o menos exactitud, el funcionamiento de la acuñación monetaria, pero en este caso nos vamos a referir a las acuñaciones hechas a martillo o macuquinas. No quisiera extenderme mucho en este tema, baste con decir que no es difícil imaginar el esfuerzo que requiere «grabar» un cuño sobre hierro o acero, en incuso (bajorrelieve) y… ¡al revés! Elaborado con los medios ópticos y materiales de la época (toscos y rudimentarios buriles y lentes de aumento de dudosa eficacia). Antes de entrar en detalles mi reconocimiento a estos artífices grabadores, auténticos maestros artesanos que eran capaces de reproducir fielmente todo lo que las ordenanzas reales les exigían.

Vemos un ejemplo de una pieza de 8 escudos acuñada en Lima en 1709.

Y ahora comprobemos cómo la tiene que ver, en el cuño, el «Incisor o Grabador»:

Hagamos un esfuerzo para imaginar que lo que vemos en relieve está incuso.

De esta manera podemos apreciar anomalías que nos pasan casi desapercibidas examinando la pieza por su lado natural.

Primero: estudiemos, en el anverso, la N de HISPANIA:

No parece una letra trabajada como las demás, por ejemplo la P o la A. Esta N está grabada en tres trazos diferenciados, primero una / y luego dos I a los lados. Curioso… ¿no? Dejemos volar la imaginación…

Segundo: veamos, en el reverso, la E de ET INDIARVM:

Parece que está cerrada, por su izquierda, con una barra vertical, ¿sería que empezó a escribirla (grabarla) por su lado natural y, más tarde hubo de rectificar?

Tercero: ¿Dónde está la Y de YNDIARVM?… ¿es una V?

Y, volviendo al anverso, ¿qué les ha pasado a las dos íes de HISPANIA?, tienen su espacio… pero ¿dónde están? porque las letras anteriores y posteriores están bien definidas. Así que, podemos deducir que no se trata de un vano de acuñación, sino, más bien de una muy endeble incisión en la grabación. Parece que toda la fuerza de los dos palotes de la N acabaron con las ganas de acuñar íes del grabador…

Tengamos en cuenta que hemos estudiado una pieza de 8 escudos, pieza bastante grande, de unos 34 mm. de diámetro, así las dificultades que deberían de encontrar los incisores en piezas más pequeñas, por ejemplo una de 2 escudos, que llevaba la misma información que la pieza grande, con un diámetro de apenas 20 mm.

2 escudos, Lima 1709.

Resumiendo, el arte de acuñar moneda, en los periodos en que no existían las técnicas modernas (pantógrafos y demás y, más recientemente, los métodos informáticos), convierten a estas monedas acuñadas a golpe de martillo (con un troquel encima y otro debajo), en auténticas joyas de arte… y pensemos que así ha sido desde las remotas monedas griegas del S. VI a.C. hasta la invención de las máquinas a molino y artefactos posteriores, más de veinte siglos después.

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