Bigas, trigas y cuadrigas son carros tirados por dos, tres o cuatro caballos, se empleaban como carros de guerra y de carreras, dirigidos por los aurigas. Los héroes de Homero pelean en vehículos de esta clase. En monedas, pinturas, relieves y vasos egipcios, asirios, griegos y romanos, aparecen representados con frecuencia. En la Antigua Grecia apareció como disciplina deportiva en los Juegos de la Olimpiada 81.
Biga, nos viene del latín, de la contracción de biiuga (yugo doble para engarzar dos caballos). Triga de triiuga (yugo triple). Y cuadriga de cuadriiuga (yugo cuádruple).
Nos encontramos ante el fenómeno tan común de «la parte por el todo», del simple travesaño o yugo, que el lenguaje popular lo transforma en el todo, en el conjunto; carro y bestias, al carruaje completo. Hasta los conductores de los carros, los aurigas, toman su nombre del simple yugo, anteponiendo el prefijo aur, del griego αυρα y del latín aura que significa viento.
Hablamos de toda una etimología latina y, obviamente, carruajes con dos, tres o cuatro caballerías existían en todas las civilizaciones anteriores a la romana. Todas estas civilizaciones tendrían sus propios nombres para definir a estos carruajes, pero es con la llegada de los romanos y su desarrollo etimológico con el que nos hemos quedado, y así llamaremos cuadrigas, trigas o bigas a todos aquellos carros de todos los tiempos que fueran arrastrados por animales. La palabra latina iuga viene del griego ζυγοσ = yugo, así que de Grecia sí que nos viene el yugo, pero los múltiplos -bi, tri, cuadri- son totalmente latinos (si fuese de origen griego habrían sido: di, tri, tetra).
Dejémonos de etimologías y pasemos a la moneda, que para eso estamos en una web de numismática.
En las monedas se suele ver la misma representación con las figuras de distintas divinidades tiradas por caballos, ciervos, etc. La moneda escogida como introducción, por mostrarnos una cuadriga de frente (lo que no es muy habitual), es una estátera de oro acuñada en Cirene, antigua ciudad griega en la actual Libia. Obsérvese la magnífica perspectiva diseñada para presentar el carruaje de frente.
Bigas y cuadrigas de caballos, son los carruajes más numerosos que podemos encontrar en la numismática heleno-romana. Las trigas en el arte monetario son mucho menos frecuentes, reflejo de lo que ocurría en la realidad. Dada la profusión de animales de tiro que encontramos en las monedas de la época, pocos caballos vamos a mostrar en este artículo, salvo esta triga en un bonito denario serratus de Gens Naevia, de la República Romana (solamente se conocen cinco monederos, triunvirus o familias que acuñasen trigas en toda la Rep. Romana, los de esta familia Naevia es uno de estos cinco): Curioso diseño de caballos, en que el tercero de ellos vuelve la cabeza hacia atrás; a destacar el esmero con el que han diseñado las crines, bridas, y ornamentación en general.
La imaginación de los artífices griegos y romanos no tenía límites y en cuanto a los diseños de carruajes no iba a ser menos, debían representar la acción, la guerra, los dioses, los hombres y combinando estos factores nos encontramos con una inmensidad de representaciones, dioses, semidioses y hombres se convierten en aurigas. Los carros iban normalmente arrastrados por caballos, pero si los dioses estaban relacionados con algunos seres en particular, estos seres se convertían en las bestias de tiro del carruaje, de tal forma podemos encontrarnos con animales reales y mitológicos tirando de estos carruajes. Entre los primeros podemos encontrar: elefantes, leones, ciervos, mulas, cabras, panteras, serpientes, etc.; entre los segundos (menos numerosos): grifos, hipocampos, serpientes aladas, pegasos, etc.
A continuación mostramos (sin orden cronológico, ni metálico, ni de valor monetario) una serie de acuñaciones que demuestran lo dicho.
Empecemos con algunos ejemplares que presentan carruajes con distintos animales; por proximidad al mundo equino, presentamos un tetradracma griego acuñado en Mesina, Sicilia.
Curioso diseño de una biga de mulas; a destacar la quietud de la escena, la increíble diseño de las dos mulas en yuxtaposición, que en una primera y rápida impresión puede parecer una moneda repintada, pero nada de eso, todo está duplicado, patas, orejas, pecho…
Seguimos con el mundo de los mamíferos, en este caso un gran paquidermo, el elefante: Magnífico ejemplar de tetradracma con una cuadriga de elefantes caminando al paso, en este caso el monedero ha tenido mucho interés en que se vean perfectamente los cuatro animales, situando sus trompas en distintas posiciones. No sé a qué se deben las líneas sinuosas que salen de los elefantes hacia arriba y especulo con la posibilidad de que el autor haya querido representar el calor que despedían.
Nuestra siguiente biga protagonista va de leones: Llama la atención que Cibeles, en lugar de dirigir la biga de pie, está cómodamente sentada en un trono; la acción no puede ser más calmada y, los leones, de cara simpática, altivos pero tranquilos, caminan a paso lento. Realmente van de paseo.